Natalia  Araya (*)

 “El estudio de la ciudad es un tema tan sugestivo como amplio y difuso (…) lo reúne todo, y nada que se refiera al hombre le es ajeno. No debemos olvidar que en su interior anida la vida misma, hasta confundirnos y hacernos creer que son ellas las que viven y respiran” (Chueca,1985)

"Building Cuts"/ Gordon Matta-Clark.

“Building Cuts”/ Gordon Matta-Clark.

Fernando Chueca Goitia, arquitecto español, define la ciudad de una forma bastante positiva. A grandes rasgos, menciona que todo lo que el hombre hace fluye hacia ésta, modelándola y generando características únicas.

Por otro lado, para Ortega y Gasset, “la ciudad es un ensayo de secesión que hace el hombre para vivir fuera y frente al cosmos, tomando de él porciones selectas y acotadas” (2).  Esa visión de lejanía para con la ciudad que posee el autor, cada vez se encuentra más difusa. Las ciudades hoy parecen pertenecernos, creemos que las moldeamos a gusto propio, construyendo, destruyendo, interviniendo, ocultando y develando.

Gracias a estas modificaciones desarrolladas hace lustros, se pretende gestar una ciudad apta para la convivencia y la interacción social, sin embargo, lo que define hoy a la ciudad no son esas características tan anheladas, sino la desintegración.

De la desintegración no se habla todos los días. Parece ser que cada vez avanzamos  hacia una ciudad idílica, donde nuestras necesidades están más que satisfechas y que la distribución de calles, edificios y plazas, nos permite reunirnos y relacionarnos, pero dista mucho de la realidad. Nos encontramos frente a una sociedad enajenada. Y este embeleso, tan cultivado desde hace años, nos permite colocar como invisibles los defectos que conforman el entramado público.

Definir la ciudad es algo clave para entender el arte público. Si visualizamos que la nuestra está segmentada a medida que se aleja del centro de la misma, podemos entender el por qué no somos capaces de apreciar estas separaciones que parecen difusas, pero con las que convivimos día a día.

Las autopistas, vías de tren y aéreas sirven para acortar distancias. Esa es la noción que tenemos desde siempre, pero para su construcción se debió gestionar un desplazamiento de gente, obligándolas a abandonar sus casas, e incluso, dejarlas viviendo al lado de estos caminos. No se necesita tener una fábrica cerca para tener contaminación. Los ruidos de los autos y las vibraciones que producen el paso del tren y aviones son más que suficientes. El incesante deseo de integración hace que la desarticulación social en otros perímetros sea absoluta. El proceso natural que se gesta entonces, es el de buscar las instancias de reunión que tan difícilmente se encuentran.

Según Chueca Goitia, lo que era difícil de conseguir en estas viviendas, era la intimidad de la vida familiar privada. La vida rebasaba de las pequeñas e insignificantes células y se vertía en los corredores y patios, convirtiéndose en algarabía colectiva (3).

Esta necesidad de reunión  hace que  la cultura y las artes tomen un valor excepcional a la hora de hablar de desarrollo social. La cultura, conteniendo todas las formas de arte, está conectada al desarrollo económico, social y democrático (…) no se trata de sólo desarrollo económico para mejorar la situación, sino que es una mezcla de los campos mencionados (4).

El desarrollo democrático está permitido gracias a nuevas instancias de producción, gestionadas por colectivos artísticos, que permiten hacer propio un espacio que de por sí se encuentra disgregado. Y en donde la institucionalidad no toma un papel fundamental, según Ignacio Szmulewicz (5).

COURLAS

Jhon Courlas

Llegado a este punto, es interesante comprobar las acciones que están siguiendo diversos colectivos para lograr dar identidad a una comunidad específica como es el caso del Centro Cultural Mixart.

Museo a Cielo Abierto

En la población San Miguel viven cerca de 7000 personas. Los Blocks, donde residen se han mantenido en pie desde hace años y no han sufrido grandes daños a lo largo del tiempo. Lo complejo de vivir en la población San Miguel es la cercanía de las casas y los pocos espacios verdes que existen en el lugar.

Las paredes de estos antiguos departamentos estaban llenas de grafitis que poco y nada aportaban en la armonización del entorno. El proyecto desarrollado por Mixart vino a dar una nueva cara a un lugar que se encuentra cercano a grandes avenidas y a la autopista central.

En un comienzo eran 10 murales. A la fecha van 30 gracias a la buena gestión de recursos.

Según Suzane Lacy, la capacidad que tiene el arte para mejorar los espacios públicos fue reconocida como una forma de revitalizar las ciudades, las cuales comenzaban a derrumbarse bajo el peso de los problemas sociales que iban en aumento. El arte en espacios públicos es considerado como un medio de recuperar y humanizar el entorno urbano. (6)

La posibilidad latente que tuvo este proyecto, fue la de generar espacios de integración para los habitantes del sector, los cuales formaron parte del comité que elegiría los diseños que serían plasmados en los muros.

La problemática social que trae consigo un sector que está apartado de los lugares frecuentados por turistas, que se encuentra cercano a lugares propicios a generar accidentes, e incluso, la falta de áreas verdes, se ve relativamente revindicada gracias a estos muralistas, quienes toman este entorno agreste y lo posicionan como un lugar agradable, lo iluminan y ensalzan para el disfrute en comunidad.

Por otro lado, lo positivo del proyecto radica en la creación de espacios públicos. Claro está que los artistas pretenden intervenir un entorno,  y es más, cuando ésta intervención  crea un lugar de encuentro,  se podría considerar como un elemento significativo.

"Museo a Cielo Abierto" -  San Miguel.

“Museo a Cielo Abierto” – San Miguel.

En ese contexto, los murales aquí realizados pretenden generar un arte de naturaleza pública y colectiva (…) Empeñado en producir “esfera pública” y, por otro, activar en ella una “construcción de consensos” sin la cual la esfera pública carecería de sentido y de eficacia política porque no se construiría en ella una comunidad”(7).

La necesidad de generar comunidad con la elaboración de estos murales es parte del ideal del proyecto: imágenes cotidianas mezcladas con otras del imaginario colectivo que transmiten la situación política y social en la que transitan.

Como se menciona en el texto Arte, política y Activismo de Aznar e Iñigo, el arte político que se ha venido desarrollando es un elemento excesivamente familiar para el estado. Posee códigos que están entendidos a la perfección, por lo que finalmente termina desactivado o invisibilizado.

Si bien la mayoría de los muralistas tocaron temas que les eran cercanos a los pobladores, hubo uno que no recibió muy buenas críticas. Horse, realizado por el belga ROA, muestra la parte superior de un caballo. Algo impensado dentro de las alegorías a las manifestaciones, a la unidad popular, a la unicidad latinoamericana y a la vida de barrio.

Horse

La indiferencia de la población hacia ese mural que nada tenía que ver con el resto, terminó por dejarlo relegado a una posición menos favorable. Lamentable, considerando el sentido de la obra:

El artista vino a dejar su testimonio, como uno más de los que ha realizado alrededor del mundo, plasmando a los animales como un símbolo del poco respeto por la defensa del medio ambiente y el mundo que nos ha tocado vivir: El de la depredación animal/humana. En Horse, se puede apreciar de inmediato la expresión de terror en su gesto y en el ojo, la pintura que chorrea, no es un simple descuido de oficio, ni tampoco el fondo sin aplicación de algún color, se busca precisamente eso: Impactar en el propio medio. El uso del blanco y negro no es al azar, es la representación vida/muerte.( 8)

Lo poderoso del mensaje entregado es que de nada sirve una producción artística a nivel público cuando no está emplazada en un lugar que le otorgue el valor necesario para su correcta visualización.

Según Hal Foster, la estrategia de acción social sería la de la indiferencia (antes mencionada) hacia las representaciones culturales. Indiferencia aquí aplicada donde la población ya no se ocupa de la obra,  sino que se ve guiada a través de una serie de conductas estéticas aprendidas a lo largo de su vida. Asumimos pues que estas condiciones sociales están determinadas por el sector en el que se vive.

La poca penetración que ha tenido el Arte público en nuestro país se debe, más que nada, a la gran cantidad de grupúsculos que están emplazados dentro de un territorio no muy extenso. Difícilmente se puede hablar de convivencia cuando las poblaciones son alejadas de las áreas residenciales más acomodadas.

Si los artistas son capaces de encontrar contextos de unificación, se tendría la clave para el desarrollo de ésta corriente en el país. Por el momento, sólo se tendrán expresiones que serán reconocidas dentro del sector, pero que no trascienden, que se evaporan.

CITAS

  1. CHUECA F. (1985). Breve Historia del Urbanismo. España: Alianza Editorial. P8

  2. ORTEGA Y GASSET J. (2004). Obras Completas Tomo II. España: Alianza Editorial

  3.  CHUECA F. (1985). Breve Historia del Urbanismo. España: Alianza Editorial. P198

  4.  JOHNSON C. (2006). El arte como herramienta para la transformación social. España. P8
  5. Ignacio Szmulewicz: “En Chile no existiría el concepto de arte público” (s/f). Recuperado el 2 de diciembre de 2013 desde http://www.uchile.cl/noticias/87768/ignacio-szmulewicz-en-chile-no-existiria-el-concepto-de-arte-publico
  6. LACY S. (S/F). Mapping the terrain. New genre public art. Estados unidos: Bay Press. P21
  7. AZNAR Y, IÑIGO M. (2007). Arte, política y Activismo. España. P70
  8. Murales. Museo a cielo abierto en San Miguel. (s/f). Recuperado el 2 de diciembre de 2013 desde http://www.museoacieloabiertoensanmiguel.cl/murales/